¿Quién no ha pasado por un examen de ingreso súper difícil?, ¿Quién no ha tenido un accidente de tránsito alguna vez?, ¿quién no ha sufrido un asalto?, ¿Quién no ha sobrevivido alguna vez a algo imposible…?
Yo ahora puedo decir que pasé todas esas situaciones y todas, por suerte y gracia de Dios, una sola vez. Conozco personas que las han pasado miles, por eso sé cómo actuar, sé que hay que conservar la calma, que hay que mostrarse seguro, que hay que gritar, defenderse, pelearla hasta el final y después seguir adelante.
Ante una situación de las que nombré todos reaccionamos, físicamente de la misma manera, en un principio no somos conscientes de lo que nos está pasando, una catarata de hormonas se libera haciendo que estemos tan anestesiados que apenas nos damos cuenta de qué es lo que estamos haciendo, por arte de magia o por una cuestión de naturaleza instintiva nos ponemos a la defensiva, si estamos en un coche tratamos de cubrirnos la cara, si estamos bajo la nieve tratamos de salir, en el mar tratamos de nadar, cuando rendimos un examen tratamos de resolverlo, cuando nos asaltan gritamos, pegamos y mostramos una seguridad que desconocemos hasta ese momento. Salimos, sobrevivimos, apenas podemos reaccionar, algunos gritan, otros lloran, otros le pegan a la pared, otros tratan de ayudar, otros se abrazan, se toman de las manos y suspirar aliviados, algunos no saben qué hacer y deambulan sin rumbo definido, mientras que otros saben adonde ir y con quién estar.
Hoy, después del mal trago de ayer, siento el cuerpo dolorido, como después de rendir los examen, como cuando me saco una angustia muy grande, me siento como si hubiera nadado por horas, como si hubiera tenido que sostener un peso muy grande o si hubiera peleado tanto como un boxeador, no hice ninguna de esas cosas, pero no hay ibuprofeno o diclofenac que me calme los dolores, traté con té de manzanilla y hasta bailando, porque al menos liberaría endorfinas, ahora me siento feliz, pero dolorida de todos modos…
No me duele el alma, me duele el mundo… porque no siempre es justo, me duele porque a veces muere quien no tiene que morir, porque hay gente que sufre por demás mientras otros pasan por la vida como si nada, me duele porque hay gente que piensa que el dinero lo puede todo, me duele porque mientras algunos estudian otros roban, sólo por el hecho de robar, me duele porque hay gente que está sola con su dolor y no lo comparte, me duele porque el dolor de los demás me duele, me duele porque ser valiente cuesta caro y la vida para algunos no vale nada…
Me duele ser valiente… pero me dolería más quedarme inmóvil a la vera del camino esperando un salvador, un Superman que me proteja, me dolería dejar de intentarlo o directamente no haberlo intentado, me dolería no luchar por mí y por mi vida, me dolería agachar la cabeza como si nada.
Me duele ser valiente, tengo el cuerpo duro y los brazos entumecidos, las piernas como si hubiera corrido una maratón, pero estoy feliz con mi dolor, porque en cierta forma, no tenerlo no me hubiera hecho ver que soy fuerte, que la vida no me da igual, que peleo por lo que quiero sin mamá y papá atrás, me duele porque soy humana, porque superpasé una experiencia, me duele porque estoy viva… y mientras lo esté me va a doler
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