Mirar el vaso medio lleno...

Hoy. Miércoles, en Mendoza, lugar donde vivo y sobrevivo tengo una historia para contarles....
Viktorianncita (o sea yo) decidió tomar una siesta de las 4 a las 4 y 20, cuando llegó esa hora programó su reloj para remolonear 10 minutos, se levantó buscó su ropa y salió rumbo al mundo.
Cuando estaba a una cuadra de su casa recordó que había olvidado a su estimada pen-drive lila "Penny Lane" para quienes no la conocen, mientras tanto, su madre fue y le encargó que le pusiera color a unas diapositivas... si ella no se hubiera puesto a remolonear en la cama, si no se hubiera olvidado la pen-drive y su madre no le hubiera encargado el trabajo, una paloma que estaba en un árbol justo sobre la parada de colectivos no hubiera dejado sus porquerías sobre la cabeza de nuestra querida niña...
Cualquiera se agarraría de los pelos, de hecho, ella lo hizo, pero recordó que a la mañana había sacado las gomitas de pelo que estaban sueltas, que no llevaba alcohol en gel para sus manos y que lo único que le quedaba eran pañuelos descartables... habría puesto el grito en el cielo de no ser porque se miró en una vidriera y vio que a la señora paloma se le había ocurrido tirar desechos verdes, tan oscuros que se confundían bastante con su color de pelo, pudo hacerse un rodete medio inventado, se vio y dijo, vestida como estoy no me puedo poner mal, hace 30 grados, estoy muerta de calor, pero no puedo dejar de reírme por lo que pasó y tampoco puedo perder la sonrisa... si me hubiera atado el pelo al salir el desastre se hubiera esparcido hasta mi ropa, ahí sí me hubiera querido ver... pero extrañamente todos me miraban más, no por lo de la paloma, porque casi ni se notaba, sino porque yo me sentía bien pese a todo, y cuando eso ocurre hay algo que hace que los demás te miren y hasta se sientan bien, ¿basta un excremento de paloma para darme cuenta de que tengo que sonreír más seguido?
No, yo lo sé, lo que pasa es que a veces me cuesta ponerlo en práctica...
"Si todo lo demás falla sonríe" decía Cindy Crawford y tiene razón, ¡a sonreír se ha dicho!!