
Miércoles 27: Hoy no voy a prender la computadora. Es día de censo y no va a haber noticias interesantes. Naah, hoy seguro que no pasa nada importante...
Me voy a conectar, pero solamente para ver las noticias de ayer; estaba tan cansada que ni siquiera supe qué pasó en el mundo, ¡qué espanto!
Último momento, Murió Néstor Kirchner. Al principio era un rumor de un canal del que después se fueron contagiando otros canales, diarios, post, tweets... hasta que se confirmó.
Pasaron los segundos, los minutos, las horas...
Asueto jueves y viernes. ¿No será mucho? ¡Es demasiado!
¡Me van a pasar todos los finales!; no voy a poder llegar a casa para la primera semana de diciembre y no puedo no llegar; es la cena de egresados de mi hermano más chico y le prometí que iba a ir. ¿Cómo le digo que no?, ¿cómo le explico que no es que no quise ir sino que no pude...?
¡Tengo un día menos de comedor! Y estamos a fin de mes; ¿qué me queda en la heladera?, ¿qué me queda en la alacena? Menos mal que hice las compras ayer, ¿llegaré con diez pesos hasta el lunes?
Jueves 28
Desayuno: Galletitas de agua con dulce de leche; un capítulo de Grey's Anatomy; las portadas de los diarios y un cappuccino instantáneo.
Almuerzo: los restos de una hamburguesa de pescado del comedor con salsa y queso; el velorio de Kirchner; un capítulo de La Usurpadora y de postre un alfajor que encontré en la alacena con dos capítulos de un apunte de la facu.
Merienda: Mate cocido o té verde, ya no me acuerdo; el libro para leer el miércoles; una quemadura con la plancha de ropa y las últimas galletitas de agua
Cena: Otra hamburguesa de pescado, esta vez con un huevo encima... esperemos tirar.
Viernes y sábado el menú consistió en mate, diarios, CSI, twitter y pizza casera. Todo el día todo el tiempo pizza...
Domingo
Desayuno: Cappuccino y un buñuelo que le robé a alguien de la heladera. Ah, los hermosos diarios del domingo, siempre tan instructivos
Almuerzo: pizza con huevo frito, no quedaron ni las migas...
Merienda: encontré una banana que nadie se quiere comer.
Los medios esperan la primera aparición pública de Cristina; los estudiantes esperan volver a sus facultades; los adultos al trabajo; los niños al colegio; los perros a sus cuchas; los viajantes a sus pueblos; los perdidos a sus puntos de origen; los sueños hacia su rumbo; el tren a la estación... Yo solamente espero vivir un nuevo día, aunque sea comiendo pizza y diarios; porque además de té, bebo esperanzas.
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