Mis profesores siempre fueron más exigentes, loaban mis escritos, llegaron a ruborizarme al decir que tenía futuro y que podría dedicarme a esto si quisiera pero siempre me hacen la misma recomendación: ¡HABLÁ!; para algunas comisiones, soy "la chica que no habla", otros llegan a fin de año y recién cuando contesto qué me pareció la cursada me dicen "es la primera vez que te escucho hablar tanto"
Un amigo, añazos mayor que yo, siempre que ve que me quedo muy callada me dice "para un tipo no hay nada peor, que le toque una mina que no diga nada... y no te veo leyéndoles en un bar, así que vos verás".
Un brujo que me conocía poco y nada vino a cenar a casa y yo, casi como de costumbre, no dije ni una sola palabra. Cuando terminamos de comer me dijo por lo bajo- a mí nunca se me dice nada como alto- "Vos sos tan serpiente (cierto, en todos los horóscopos soy serpiente) que estás callada y al acecho, pero en el momento menos pensado hablás y nos matás a todos."
Para mí la palabra no es "matar", sino que simplemente, trato de esperar el momento justo, después de que todos hablan, se hacen, se deshacen y se rehacen debatiendo cuánto puede ser 2+2, me "lanzo" a hablar y digo con total seguridad "es 4". Quizá alguien más hable, quizá vuelvan a debatir y vuelvan a deshacerse, y cuando se callen voy a volver a hablar, tal vez diga 4, tal vez diga 8, pero nada más; nada de-más.
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