
Porque sólo si existe este tipo de amor pasan estas cosas!
Tenía apenas dos años cuando ya te veía y se me iba el mundo.
Fuiste mi anécdota más contada, mis primeras canciones, mi primera locura, mi sueño más estable.
Bailaba, inventaba, cantaba y me reía. Hasta a veces, frente al televisor te imitaba porque quería que se invirtieran los roles y fueras tú el que me veía y yo la que estaba en el escenario.
Pasaron los años, fui creciendo y creciste conmigo.
Tu voz fue la cortina musical de mi primer beso, las primeras lágrimas, el primer amor…
Llegó el momento en que tuve la edad para verte, ir a tus conciertos y sentirme parte tuya por el solo hecho de compartir el mismo cielo, mirar las mismas estrellas y entonar a coro la misma canción.
Entré a mi fiesta de quince y tu voz, nuevamente me acompañó. No me flaquearon las piernas ni el espíritu porque sólo con escucharte te convertiste en mi gran compañía.
Fuiste un refugio de mis ilusiones, mi cable a tierra, mi momento preferido del día, la última voz antes de dormir y la primera al despertarme.
Me alegré con tus alegrías y lloré con tus tristezas y tú, sin que te dieras cuenta, fuiste tan cómplice de las mías...
Te convertiste en mi primera poesía, el personaje de mi primera novela y hace ya más de una década en mi primera canción.
Hoy ya cantas cuarenta… y yo veintitantos.
Es increíble cómo pasó el tiempo, porque cuando te conocí, sumábamos entre tu edad y la mía apenas veinte años.
Y ahora cantas cuarenta, ¡Cómo cambiamos!, ¡Cómo crecimos!
Y estuve… y estuviste.
Quiero decirte esto hoy, no sólo porque cantas cuarenta sino porque quiero que cantes otras cuarenta más.
El tiempo va a pasar y nos vamos a volver más grises, pero también más expertos.
Tú vas a seguir cantando y yo voy a seguir queriéndote.
Hoy cantas cuarenta, quisiera que me duraras cuarenta, y mil más…
Hoy te canto cuarenta porque te quiero cuarenta y también, mil más…
No hay comentarios:
Publicar un comentario